Memorias RAM fabricadas en Rosario.

  

Hace poco más de 60 años nacía la primera computadora en el mundo. Hoy se asegura que este año el 20% de los hogares argentinos tendrán dos computadoras. El año pasado se vendieron 1.800.000 equipos en nuestro país. Este artefacto que en sus orígenes ocupaba una habitación, ingresó a nuestra vida para quedarse e integrarse al entretenimiento, la educación y la información. El negocio de la venta de P.C. (ya esas siglas no rememoran al Partido Comunista) se ha transformado en un rubro que no solo importa hardware, sino que arma equipos aquí o fabrica algunas piezas. En la ciudad de Rosario una empresa local incursiona en la manufactura de componentes de computadoras.

 

Quienes son anteriores a la era de la computadoras recordarán a Airoldi como una importante casa de máquinas de oficina. Había varias en Rosario, tradicionales, que vendían esas imponentes máquinas de escribir y calcular mecánicas o eléctricas. Marcas como Olimpya, Olivetti (fabricadas en Argentina), Remington, Smith-Corona y Cifra (Industria nacional) eran refererentes de una calidad que pasaba de generación en generación.

 

Los negocios que vendían, disponían, además, del servicio técnico que las hacían durar décadas.  Miles de esas máquinas representaban el capital de trabajo de oficinas, comercios y bancos. Se escuchaba su repiquetear confeccionando originales, con duplicados o “stenciles” que luego pasaban al mimeógrafo. Todo se hacía en máquinas de escribir. A fines de la década del 60 las únicas computadoras estaban en dependencias públicas, universidades o grandes empresas. Eran enormes y muy limitadas.

 

Las casas de máquinas de oficina eran visitadas por los padres que querían homenajear a su hijo “mecanógrafo” con una portatil que pesaba varios kilos, y que solo permitía escribir.  La compra anidaba el deseo de un hijo profesional.  Era un privilegio tener una máquina de escribir en casa. (Lea la historia de la fabricación de estas máquinas en Argentina: Cuando Argentina daba en la tecla)

En la década del 80 esas aparatos nobles y ruidosos comenzaron a ser desplazados por las primeras computadoras personales que a un precio elevado, representaban el futuro. Eran  las denominadas XT con monitor de fósforo, con disketeras enormes y un disco rígido insignificante. La impresora era de impacto, y con cinta entintada. No existía Windows, ni internet, solo D.O.S. y programas sencillos. No iba a pasar mucho tiempo para que el rubro de las máquinas de oficina prácticamente desapareciera y se transformara en informática.

Airoldi, como otros, debió adaptarse a los nuevos tiempos. Pasó a la venta de hardware y software y, años más tarde ese apellido se vincula a   Air System para la venta mayorista en varias ciudades del país y la fabricación de notebook y memorias.

 

Si. En esta ciudad donde la gente recuerda a las cosechadoras Gema, las sembradoras Migra,  las máquinas de coser Gardini, los televisores Inelro y los motores de refrigeración Fader, nace una industria de computadoras.

 

Rosario no tuvo continuidad en su desarrollo industrial. Las políticas económicas del país condenaron al cierre de muchas plantas. Con los años las sirenas de las fábricas y talleres dejaron de sonar, los trenes dejaron de pasar y los barrios marginales crecieron a la par de la desocupación. Los galpones se llenaban de ratas o se transformaban en «paddles» o canchas de fútbol o tenis para alquilar. Algunos pasaron a ser cocheras o terrenos aptos para el desarrollo inmobiliario. Pero en los últimos años la industria está resurgiendo. Y llama la atención un rubro de alta tecnología como la fabricación de computadoras y memorias.

 Precisamente la fabricación de memorias fue  anunciada hace unos días. En Clarín del 8 de febrero pasado, Damián Kantor cuenta que  Air Computers comenzará a fabricar estos chips, fundamentales para el funcionamiento de las computadoras. Según Carlos Airoldi, uno de los socios de la firma, el proyecto involucró una inversión de US$ 2,5 millones, que se destinaron a la compra de maquinaria y acondicionamiento de la fábrica. 

Según cuenta el diario porteño, Air Computers es una de las grandes distribuidores de computadoras. Vende entre 6.000 y 7.000 equipos y facturó en 2007 US$ 120 millones. El objetivo de la fabricación es aumentar los márgenes de ganancia por dos vías: además de insertar módulos propios en los equipos que venden, podrán ofrecérselos a otros. Airoldi le dijo a Clarín: «Tenemos una capacidad para fabricar 40.000 memorias RAM por mes. Vamos a arrancar con chips PC y notebooks, pero después haremos memorias flash». 

Ya existe una fábrica de memorias en Argentina y se llama Novatech. Desde el 2005 presenta sus memorias ram y flash, y factura un millón de dólares por mes.

 

Los tiempos han cambiado, y vale la pena vivirlos. Quizás estas iniciativas nos ofrezcan nuevas alternativas para nuestro desarrollo.  

 

 

 

Claudio Scabuzzo

La Terminal