Argentina colgada de un hilo.


La soja representa el 50% del producto bruto interno argentino y esta relacionada a la tercera parte del empleo. El país recuperó la línea de flotación económica gracias la escalada de los precios internacionales de los granos (aumentaron un 83% en tres años)  y a la habilidad del gobierno de retener parte de la ganancia de los productores agropecuarios. Pero la tormenta se avecina. El «humo» que nos cubre puede transformarse en otra cosa. El precio de los alimentos está siendo observado a nivel mundial y todos piensan que se trata de otra «burbuja financiera» que puede estallar de un momento a otro.   

El conflicto que mantiene el gobierno de Cristina Kirchner con el campo, es una lucha por la renta que dejan esos granos supercotizados. Los productores agropecuarios quieren disfrutar del buen momento que vive su negocio, pero el gobierno aumenta sus impuestos para recaudar más, en función de «una mejor distribución del ingreso», al estilo del medieval Robin Hood. 

Pero esta política no resulta clara para la gente.  Los empleados desconocen recibir algún plus salarial surgido de esa «distribución». Los gremios más cercanos al gobierno han logrado subas salariales importantes, pero la vara no mide igual a todos.

De cualquier forma el boom del consumo se hace notar y crea una sensación  de prosperidad, aunque el ahorro no sea una costumbre y los créditos imposibles de alcanzar para cualquier proyecto, incluso para el «techo propio».

Un auto puede ser más accesible que una casa, y como nadie ahorra se gasta en artículos del hogar, motos y celulares. Las empresas de tarjetas de crédito populares reemplazaron al usurero y así uno ve las colas de deudores cambiando sus ingresos acotados por altos intereses.  

Los fondos extraídos al campo ayudan a equilibrar los precios internos, dice el gobierno, al poder financiar la cotización del dólar que mejora la competitividad. Pero la inflación oficial y real no se detiene, y es inflación en pesos y dólares. El gasto público tampoco. Los números se disparan peligrosamente.

El economista italiano Modigliani dijo que una vez desatada la inflación era muy difícil de frenarla.  También aseguró que las medidas como las que se intentan aplicar en la Argentina (los acuerdos de precios) equivalían a querer frenar un auto que va a 200 km/h agarrándolo de la antena.

Llenar la olla de comida cuesta cada vez más, pero la gente no desacelera el consumo de otros artículos no tan imprescindibles. Parece un espiral que lentamente se cierra sobre nuestro cuello. No hay previsión ni en el hogar ni en el estado.

La «sojadependencia» del gobierno y de la economía del país nos hacen vulnerable a cualquier situación que afecte el mercado de los granos. Sus elevado precio puede desinflarse de un día para otro. Pero nos estamos anticipando a cualquier crísis mundial de la soja con nuestras propias políticas. 

El mundo está observando el mercado de granos con suma preocupación. Cree que la utilización de oleaginosas para combustibles alternativos está cambiando los valores del producto, pero no todos creen que ese sea el único factor. Se habla de especulación.

En Estados Unidos las dos cadenas mayoristas más grandes, Sam’s Club -propiedad del gigante Wal Mart- y Costco Wholesale  están racionando las ventas de arroz en sus establecimientos del país ante los temores a futuras restricciones en el suministro internacional de arroz, lo que incidiría a su vez al alza en el precio de un alimento básico que se ha encarecido un 68% en lo que va de año. 2500 millones de personas en todo el mundo dependen del arroz como alimento.

En http://www.estudio1panama.com/?p=4648 podemos leer impresiones sobre esta cuestión. 

 

La ministra alemana de Cooperación Técnica y Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, afirmó que la crisis de los alimentos que se detecta en muchas partes del mundo se está viendo acentuada por la especulación en el mercado agrícola.

“El mercado internacional de capitales busca oportunidades lucrativas de negocios y el mercado agrícola puede ser una de ellas”, dijo Wieczorek-Zeul, que pidió a los mercados y a los gobiernos medidas “éticas” que impidan “rentabilizar la hambruna”.

“Especular con alimentos no sólo no es ético sino que viola derechos básicos del ser humano, como es la alimentación y la salud”, agregó la ministra, que hoy se entrevistó con el director del Instituto Internacional de Política Alimentaria, Joachim von Braun, para analizar la crisis actual de los alimentos.

La ministra señaló que la crisis de los alimentos confirma además la “necesidad urgente” de establecer reglas de mercado “justas”, a través de la conclusión rápida de las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Braun señaló que en la crisis motivada por el aumento de los precios de productos alimentarios básicos hay cinco tipos de especuladores y “los cinco están en activo”.

“Todos quieren tajada: los agricultores, los gobiernos que subvencionan, los intermediarios, los comerciantes y hasta, sin pretenderlo, los consumidores que están haciendo acopio de alimentos ante el temor de nuevas subidas”, sostuvo el director del citado instituto, con sede en Washington.

Braun aventuró que la crisis actual no tiene miras de solución a corto plazo, pues los precios de los alimentos “no bajarán y si lo hacen no será para recuperar el nivel pasado”.

Según los datos de la FAO, el precio de los alimentos se incrementó entre marzo de 2007 y 2008 un 57 por ciento. El arroz subió en los últimos dos meses un 75 por ciento, mientras que el precio del maíz avanzó en un año casi el 120 por ciento.

Braun y Wieczorek-Zeul coincidieron en que el origen de esas subidas está en aumento del precio del petróleo y la demanda galopante de alimentos en Asia.

La ministra citó como ejemplo que en China, el consumo de carne se multiplicó cinco veces de 1990 a 2005 y, en consecuencia, el precio del kilo de carne subió en ese periodo dieciséis veces.

Braun recordó que la explosión de la demanda de alimentos en Asia estuvo acompañada de una pérdida de la producción agrícola, ya sea por el incremento de los costos como por factores relacionados con el cambio climático, incluido la pérdida de tierra fértil.

Según datos de Wieczorek-Zeul, la productividad agrícola cayó el pasado año casi un 25 por ciento en América Latina, África y Asia.

“Hay que recuperar tierras para el cultivo, aunque será muy costoso”, opinó la ministra, que ha liberado de la partida de ayuda en emergencia una partida 13 millones de dólares para los programas alimentarios de la FAO.

Otros medios ofrecieron las opiniones de líderes de naciones del primer mundo y del subdesarrollo:

El primer ministro británico, Gordon Brown colocó el encarecimiento de los alimentos en la agenda de los líderes del Grupo de los siete países más industrializados y Rusia (G8), llamó  a examinar el impacto de la producción de biocarburantes como causante de la suba de víveres.
Advirtió que este encarecimiento constituye “una amenaza para la estabilidad política y económica de las naciones”.

“No sólo los biocarburantes están presionando los alimentos al alza sino que están vinculados a abusos de derechos humanos y a quitarles tierra a los pobres, para plantaciones”, además de que “existe creciente evidencia de que aceleran el cambio climático”.

La reunión en Londres se celebró al día siguiente de las advertencias lanzadas ante Naciones Unidas por los mandatarios de Bolivia y de Perú, Evo Morales y Alan García, para quienes el uso de biocombustibles es un factor determinante en el encarecimiento de los alimentos.

En una clara crítica a Lula da Silva, el presidente boliviano reprochó “a algunos presidentes sudamericanos” por apoyar el uso de biocombustibles, responsables de esa inflación.

Pero Brown fue más enérgico y opinó que el aumento de los precios “representa una gran amenaza para la prosperidad mundial, debido a la crisis crediticia”. Agregó que se requiere una acción urgente para estimular la producción alimenticia, incluyendo una revisión del impacto de los biocombustibles en la agricultura mundial.

 Es un escenario complejo que nos involucra. Es un desafío para nuestros gobernantes y dirigentes.

 

AGREGADO EL 25/04/08:

Ocho horas después de escribir el artículo anterior, renunció el Ministro de Economía Martín Lousteau, quien duró solo 4 meses en el cargo. No fue por el problema internacional de los granos, sino por la suma de situaciones de la economía local, como las retenciones al campo, la inflación y el control de precios.

Rescato el artículo del editor general del diario Perfil, Darío Gallo, quién cuenta los detalles de la designación del sucesor.

Marche otro títere

Llámese Fernández, Pérez o Mengano, el nuevo ministro de Economía no podrá tomar una decisión por sí solo. Néstor vigila.

Cuando ayer dio su discurso como presidente flamante del PJ, Néstor Kirchner parecía más el presidente de la nación, que el de ese rejunte ideológico organizado que es el peronismo. Cada vez más, el santacruceño muestra con menos pudor quién manda en el gobierno nacional, y tiene un argumento infalible. Mientras no se mostró, y cumplió el papel silente de primer caballero, Cristina no logró mucho. Y tras el conflicto con el campo, la imagen de la señora bajó a niveles propios de un fin de mandato, cuando en realidad recién está comenzando a desandar los primeros meses de gestión.

Más que por el cambio (cantadísimo), hay que interpretar el nuevo escenario por lo que persiste. Guillermo Moreno, el supersecretario que trata de amedrentar a medio mundo, sigue en su sillón mirando cómo caen ministros de Economía. Él sigue tranquilo, con su espíritu belicoso al servicio de Kirchner. La continuidad de Moreno es la más clara señal de que el verdadero ministro no es el que ocupa la oficina donde Felisa Miceli guardaba una bolsa con dinero. El custodio, garante y mentor del plan K de economía no es otro que Néstor Kirchner.

Los tanteos de la última semana a distintos economistas para reemplazar a Martín Lousteau, terminaban cuando el candidato preguntaba sobre Moreno. «Guillermo sigue», era la respuesta que espantaba a todos. Por eso apareció Carlos Fernández. Un módico candidato al que podrían llamar para hacerse cargo de la AFIP, de Economía o de una comisión de fomento. Alguien que tenga que reportar cada uno de los movimientos que crea necesarios hacer, y refrendar otros, aun contra su voluntad, si es que se lo pide el presidente… El presidente del PJ, claro.  ( http://www.perfil.com/contenidos/2008/04/25/noticia_0001.html)

Claudio Scabuzzo
La Terminal

 

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. claudioscabuzzo dice:

    Hablo de la previsión, de la necesidad de pensar en el futuro, no en el presente. El mañana no parece ser prioridad para nadie. Como el negocio es importante y su renta también, aprovechemos ahora… Nos falta una política a futuro, conciencia de preservación de la naturaleza y de nuestros recursos… Es la ambición, el deseo de acumulación desmedido. Pero los beneficios siguen siendo para unos pocos, aunque si estalla el modelo económico, el común de la gente va a ser la más afectada.

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  2. vulgaria dice:

    El tema que sin ser eruditos todos sabemos lo que decís y el gobierno sigue autista

    No se entiende, la verdá

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