Adiós Messenger, no te olvidaremos.

Cuando a fines de los 80 encendí mi primera computadora, en la pantalla ámbar apareció un prompt con el guión titilante. Algo maravilloso había sucedido: un programa se había interpuesto entre mi cerebro y esa vetusta computadora para traducir mis órdenes al lenguaje de la máquina, el MS-DOS. Bill Gates estaba allí, en ese descubrimiento…