El Wifi ¿Asesino silencioso?


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En el siglo pasado la historia de una mujer que abordaba un ómnibus o taxi frente al cementerio, o rumbo a él, y que desaparecía misteriosamente era relatada por testigos o protagonistas, transmisores de historias de “fantasmas” que contribuían al desarrollo de una leyenda urbana. Hoy no son esas historias paranormales las que logran mayor propagación sino las que refieren a cuestiones tecnológicas, que se embeben de leyenda urbana sin que haya pruebas contundentes de su verdad. Quizás una de ellas es la que involucra nuestra salud al wifi y por ende, a toda transmisión inalámbrica como la de los móviles de telefonía o las antenas de comunicación. Verdades y mentiras. 

wifi 3La alarma llega de grupos ecologistas o de defensa de la salud, así que sus impulsores resultan creíbles, aunque no rigurosamente científicos. Recientemente varios medios publicaron una información que indicaba que “La Organización para la Defensa de la Salud, la Fundación Vivo Sano y la Fundación para la Salud Geoambiental lanzaron en España una campaña nacional para retirar el wifi de los colegios, alertando sobre sus riesgos.»  

«El wifi emite radiaciones electromagnéticas a una potencia muy elevada; las consecuencias son nocivas para todos, pero en especial para los niños, más vulnerables porque están en pleno desarrollo», advirtió el abogado ambientalista Agustín Bocos durante una entrevista con el diario La Vanguardia.

Inglaterra, Francia y Suecia son algunos países en los que se está retirando el wifi. «Se está haciendo en escuelas, museos, bibliotecas y lugares públicos. La tecnología inalámbrica no está revisada por sanidad ni por ningún organismo que nos pueda decir qué potencia emite y cómo se controla esa emisión», explicó.

Para no correr riesgos, el especialista aconseja usar «cable» porque asegura que hay estudios que ya  «relacionan la hiperactividad, las cefaleas y el mal dormir infantil con estas ondas». Y, como mínimo «apagar a la noche el wifi» hogareño.

La ciencia no ha demostrado la peligrosidad de las ondas electromagnéticas cotidianas y el hecho de que se señale que no han sido revisadas sus consecuencias es falaz.  Estudios indican que las radiaciones de wifi, celulares, radio y televisión son no ionizantes, es decir que no pueden arrancar electrones de nuestros átomos. De esta forma se descarta que sean nocivas para nuestra salud.

wifi 2Pero en 2007, se publicó el informe Bioinitiative Report , que indica los posibles efectos sobre los  genes y la expresión de proteínas, la función inmunitaria y el comportamiento neurológico. El reporte vincula a las radiaciones electromagnéticas con tumores cerebrales, leucemia infantil, Alzheimer, cáncer de pecho, problemas de fertilidad y autismo. Sus conclusiones son estadísticas que relacionan el incremento de esas enfermedades en relación al uso de las antenas.

Por si acaso.

Si bien la OMS (Organización Mundial de la Salud) se ha hecho eco de los científicos que no han encontrado evidencia alguna sobre mecanismos que muten el ADN por efectos de las ondas, una dependencia de dicho organismo, IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer), ha clasificado los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como agentes de tipo 2B, es decir, posibles carcinógenos. Según la propia OMS en esa clasificación se agrupan los agentes cuya relación causal percibida con el cáncer no puede descartar “el azar, los sesgos o los factores de confusión”. Es decir, es una clasificación que no afirma ni descarta, aunque otros documentos del organismo internacional reconocen que no hay indicios sobre los peligros de estas ondas, aunque instó a seguir investigando.

Efectos a corto plazo según la OMS:
La principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos. En el caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante.

Efectos a largo plazo según la OMS:
Las investigaciones epidemiológicas para analizar los posibles riesgos a largo plazo derivados de la exposición a las radiofrecuencias se han centrado sobre todo en hallar un nexo entre los tumores cerebrales y el uso de teléfonos móviles. Sin embargo, dado que numerosos tipos de cáncer no son detectables hasta muchos años después del contacto que pudo provocar el tumor y el uso de los teléfonos móviles no se generalizó hasta principios del decenio de 1990, a día de hoy en los estudios epidemiológicos sólo pueden analizarse los tipos de cáncer que se manifiestan en un plazo más breve. Aun así, los resultados de estudios realizados con animales coinciden en que la exposición a largo plazo a campos de radiofrecuencias no aumenta el riesgo de contraer cáncer.

¿Leyenda urbana?.

wifi 4El alarmismo, el sensacionalismo, la falta de contexto y perspectiva genera a través de las redes un cúmulo de versiones que nos inquietan. Lejos de poder probar su veracidad nos preocupamos, quizás, innecesariamente.

Dependientes de tanta tecnológica inalámbrica sería imposible poder evitarla, aunque apagáramos nuestro WIFI. Volver al cableado es imposible. Convivimos con ondas de todo tipo y esperemos que el futuro no nos depare una conclusión amarga. Hoy el conocimiento científico descarta el peligro. Confiamos que sea así.

Claudio Scabuzzo
@laterminalblog

Ver otros artículos relacionados en LA TERMINAL:

https://laterminalrosario.wordpress.com/2010/01/21/2462/

https://laterminalrosario.wordpress.com/2008/04/05/la-contaminacion-invisible/

Algunas fuentes

http://www.clarin.com/sociedad/WIFI_0_1200480268.html

http://comunicarciencia.idec.upf.edu/?p=56

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs193/es/

 

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Héctor Walter Navarro dice:

    Tal cual. Hace unos años estuvieron de «moda» los brazaletes magnéticos para «aliviar» los dolores articulares. Se basaban en una presunta cualidad de los imanes para mejorar la irrigación sanguínea. En la famosa clínica Mayo de USA hicieron una prueba aplicando el método «doble ciego». Ese método consiste en que ni el paciente ni el médico que recoge los datos sabe si se aplicó en el tratamiento en cuestión el brazalete «verdadero» o el falso, una imitación que se ve igual. A 300 pacientes les dieron a probar durante un mes brazaletes ionizados y a otros 300 brazaletes sin ionizar. Cuando se recogieron los datos de los resultados se comprobó que la misma cantidad de gente decía sentirse mejor o sentirse igual habiendo usado uno u otro brazalete. Pero en general la gente tuvo tendencia, en ambos casos, de decir que se sentían mejor. Es lo que se llama «efecto placebo». Una partera amiga me contó hace muchos años algo que hacía habitualmente. Las parturientas a veces le pedían un calmante porque no podían ya soportar los dolores de parto. Pero ocurría en ese entonces (no sé si ahora ocurre lo mismo con los actuales analgésicos) que los calmantes, si bien aliviaban el dolor, tenían un efecto no querido, que era el de interrumpir en gran medida las contracciones del parto. La partera entonces, para hacerles creer que les había puesto un calmante del dolor, les aplicaba una inyección de suero. Las parturientas se sentían «aliviadas» y le agradecían por el calmante. Hasta ocurre que la presencia de un médico suele aliviar al paciente debido a que reduce la ansiedad. En general los curanderos y los que utilizan medicinas «alternativas» fundamentan su efectividad en declaraciones de pacientes que dicen sentirse mejor. Recuerdo los programas de Mirta Legrand donde iban los que decían sentirse mejor con el Hansi, o con el agua de Tlacote, o con la crotoxina, que resultaron todos ser un fiasco. Pero cuando se aplicó el método doble ciego nunca se pudo encontrar diferencia de efectividad entre la presunta «medicina alternativa» y un simple placebo. También el método doble ciego se utiliza para comprobar la efectividad de un nuevo fármaco. A unos pacientes (en general deben ser más de cien, por lo menos) se les suministra el nuevo medicamento y a otros en la misma cantidad se les aplica el medicamento anterior o una pastilla muy parecida por fuera pero que en su interior tiene solamente azúcar o almidón. De esa manera se comprueba si el nuevo remedio tiene o no efectividad al comparar cuántos mejoraron, cuántos están igual y cuántos empeoraron.

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  2. ¡Bravo, Scabuzzo! Lo mismo pasa con las antenas de telefonía. Como los ecologistas no pudieron impedir el uso de los celulares y nadie les hizo caso cuando afirmaban que provocaría tumores cerebrales del lado donde se lo apoya para escuchar centraron sus objetivos en las antenas que usan esos teléfonos y promovieron (y consiguieron) que no se instalen en la cercanía de escuelas pese a que el único riesgo de esas antenas es el pequeño calor que emiten, que no llega a quemar. En Ezeiza hubo una manifestación popular para que se retire una línea de alta tensión. Los argumentos eran que una mujer que vivía a dos cuadras de la línea se había enfermado de cáncer de páncreas. Sin embargo en los estudios epidemiológicos no se ha encontrado relación alguna entre la incidencia de cáncer y la cercanía de esas líneas. Todo tiene su origen en la desconfianza hacia los avances técnicos y científicos por parte de las sectas y las pseudociencias. Un charlatán ruso, Gurdjeff, con mucho «prestigio» entre los teósofos, dijo hace cien años que las radiaciones magnéticas provocarían una disminución del promedio de vida. Sin embargo desde que dijo eso la expectativa de vida en el mundo se duplicó. De 40 años en promedio a los casi ochenta actuales. Por contra una secta, EMECU (Escuela Magnética Espiritual de la Comunidad Universal), fundada hace cien años en Buenos Aires por Joaquín Trincado, un electricista vasco, decía que el magnetismo era una maravilla. Extrañamente se propagó por América esa secta y reclutó a Sandino, el revolucionario nicaragüense. Sandino creía ser Cristo reencarnado y que sus lugartenientes eran los apóstoles. Decía que el español era el idioma sagrado y que había que combatir al inglés, idioma satánico. En relación con esa secta tuve un caso jurídico. En Mendoza funcionaba una comunidad de EMECU, presidida por quien era la reencarnación de Cristo y estaba casado con una mujer que era la reencarnación de la virgen María, con la que tuvo dos hijos. En la comunidad tambien estaba un hombre que era la reencarnación del Che Guevara. Por esas cosas de la vida la que era la virgen María se escapó con el Che Guevara pero en la comunidad no le permitían ver a sus hijos, por lo que pidió mi intervención. Tuve una entrevista con Cristo, así yo lo trataba, que fue muy extraña. El hombre me miraba para ver si yo lo estaba cargando. Pero no. Era puro profesionalismo de mi parte. No cuestiono como abogado lo que me dicen mis clientes. ¡jajaja! Este tema de la interactuación entre ciencia y sectas es muy extraño pero también muy atractivo. Y divertido.

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    1. Gracias Dr.Navarro por su aporte. Nadie estaría dispuesto a abandonar la tecnología, pero sin embargo muchos se angustian sobre las supuestas consecuencias que acarrea, cuando en realidad nos debería provocar felicidad. Pero divulgadores chantas de información científica no dejan de corroer las mentes con sus denuncias infundadas y utilizando internet «viralizan» cualquier cosa. Interesante lo de la secta «magnética», nacida en la época del furor de la electricidad. Recordemos que hoy algunos impulsan la «magnetoterapia».

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